jueves, 23 de octubre de 2008

No importa

No importa cuantas veces diga que no volveré a caer. No importa cuantas veces prometa que la próxima vez no confiaré tan rápido, no creeré tan deprisa, no daré tanto, no entregaré un pedazo de mí sin asegurarme antes de no estar saltando a un abismo sin fondo...

Pero no importa, porque cuando llegue el momento, me volveré a entregar, a creer, a confiar, volveré a dar de mí hasta el aliento. Me dejaré el cariño y la confianza por el camino, inundados de soledad y lágrimas.

Y resuenan los ecos de una amistad no tan lejana que parece importarme únicamente a mí.


Y nuevamente no podré arrepentirme de haberlo intentado de nuevo, aunque me duela. Porque ya se sabe, estas cosas nunca dejan de doler. Por muy escarmentado que esté, mi vida sigue siendo una estación de paso donde todos se apean...y se montan sólo cuando me necesitan. 


Y de nuevo el sabor amargo en la boca por no entender.


Si de verdad no hay nada malo en mí...
                                        ... ¿por qué sigo quedándome tan sólo?


miércoles, 8 de octubre de 2008

Conversaciones pendientes..

Aparecimos con la idea de romper una historia de desencuentros, de decepciones y malos entendidos y juramos sin jurar que esta vez sería diferente.

Ahora me veo y no te alcanzo a ver, estás tan lejos que ya ni me escuchas. Te miro a lo lejos y todavía veo algo de mí en ti, quizás algo de mi culpa y mis miedos se trasladaron tambien a ti. 

Ahora estás llena de rabia, de envidia, de frustraciones y de pena que no te dejan ver lo que tienes por delante y, sin embarbo, poco a poco vas marchitando tu vida en la tristeza de no ser, en las alegrías de las victorias vacías, o en la soledad de verte sola y querer volver a ser la de antes.

Qué perversa ironía que tu sueño se haya llenado de realidad y metáfora cuando te veo girar infinitamente y tu estás segura de que el viaje no tiene retorno. Pero te veo, pese a que tu escepticismo lo niegue, te veo y te escucho, y las vueltas son siempre las mismas y el viaje no es infinito. Que el viaje se repita infinitamente no quiere decir que sea un viaje infinito, ¿cuándo lo vas a entender? ¿cuándo vas a llorar toda la puta noche porque al fin escuchaste...y viste?

Con el tiempo perdido ya no se puede hacer nada y no hay nada más frustrante que querer ayudar y no tener cómo hacerlo,  chocando continuamente contra tu pared, una y otra vez, hasta quedar exhausto.

Sin embargo, dentro de mi late cierta impotencia absurda por la que no tiene sentido sentirse mal ni siquiera en estos veinte minutos que he decidido dedicarle hoy.

Ojalá las conversaciones pendientes se pudieran matar con un vaso de whisky y ceniceros llenos de errores perdonados y compromisos eternos por alcanzar algun dia algo parecido a la felicidad...


No tengo nada que prometer, ni quiero prometer nada. Sólo quiero soñar sin corazones rotos ni asuntos pendientes. Probar suerte, lanzar de nuevo la moneda al aire y que esta vez no caiga por el lado de la soledad.

martes, 7 de octubre de 2008

El día que te merezca (Risto)

El día que te merezca seré una persona increíble. El día que te merezca seré, de lo bueno, lo mejor. Me admirarás casi tanto como yo te admiro, me envidiarás casi tanto como yo a ti hoy. Los pajaritos se dejarán de cantar babosadas, las nubes se levantarán cachondas perdidas y las vírgenes suicidas abandonarán sus dos vocaciones de un polvazo y sin dilación. Todo eso el día que yo te merezca, todo eso el día que tú te merezcas algo como yo.


El día que te merezca habré hecho tanto por ti como lo que tú ya has hecho por mí. Poner cara de que estás conmigo cuando nadie más lo está. Y ponerla hasta partírtela si hace falta por cualquier tontería indefendible que se me caiga de la boca. Hacer ver que tengo razón aún cuando ya hace rato que me la quitan de las manos, oiga. Nuestra amistad dará por fin balance cero, pero un cero con muchos unos a su izquierda y bien relleno de aparentes sobras, como todo buen relleno.

Y es que el día que te merezca, al resto del mundo, que le den.

Ya sé que nada cambiará demasiado por tu parte el día que te merezca. Seguirás sin exigir tu cambio, como hasta ahora. Seguirás al otro lado de mis cosas, como hasta siempre. Con la distancia prudencial del que viaja todo el trayecto por el carril de al lado, exactamente a la misma velocidad, seguramente hacia cualquier destino menos el mío. Pero mira, igual para entonces ya me siento mejor, por estar dando a la altura de lo que llevo recibiendo durante todo este tiempo.


Ahora que lo pienso, es difícil que llegue el día en que te merezca. La entropía no deja de ser la religión de la naturaleza, la asimetría, su liturgia, y lo natural, este equilibrio caótico entre cosas muy desequilibradas que tienden a desordenarse juntas. Y las personas, las relaciones, las amistades...representan equilibrios jodidamente inestables, imposibles, contradictorios… aunque necesarios.


A lo que iba.

El día que te merezca te llamaré amiga.


El día que te merezca, te llamaré.