domingo, 28 de diciembre de 2008

Día tonto

Sí. Hoy tengo un día tonto. Un día de esos donde continuamente bordeo la tristeza sin razones aparentes. Donde mis pasos se ralentizan tanto que me da vértigo la velocidad a la que gira el mundo. Donde todas las emociones que guardo en mi cajón desastre se muestran a la luz sin que pueda hacer nada.


Hoy tengo un día tonto. Un día de esos donde me pierdo en mil y un pensamientos sin llegar a ninguna parte. Donde las cosas me golpean de lleno con un simple soplido. Donde saboreo absurdos sinsabores. Donde me amedrento con cualquier altercado en el camino. 


Hoy tengo un día tonto. Uno de esos en los que únicamente siento la necesidad infinita de un abrazo, uno en el que desee no soltarme nunca. Donde solo deseo respirar muy hondo...y olvidarme hasta de mí mismo. Donde tengo tanto frío que parece que se me ha colado en un descuido el invierno entero. 


Hoy tengo un día tonto. Donde las miradas son de hierro, las sonrisas de madera, las canciones de memoria pasada. Donde la alegría que dejé ayer sobre la mesita de noche se ha difuminado. Donde el sol no se ha dejado ver ni fuera ni dentro.


Hoy tengo un día tonto. Sin premisas, sin fisuras. Un simple e intrascendente... día tonto.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Diciembre


Estas son unas fechas demasiado extrañas y totalmente prescindibles. No sé si resulta mejor olvidarlas o simplemente ignorarlas.

Hay muchos días en esta época en la que de nuevo me convierto en colador y se me escapa por las costillas toda la melancolía acumulada. Miro hacia alrededor y no tengo fuerzas, ni asideros, ni tan siquiera ganas de contarme una pequeña mentirijilla que me sirva de premio de consolación. No quedan motos que me puedan vender. La realidad es más fuerte.

Pero también hay días en que prefiero armarme de valor y ponerme el universo por sombrero. Respirar, cerrar los ojos, recordar que cosas bastante peores, y dejar que todo pase. Así, me pongo a rebuscar en estos días confusos razones menos evidentes a las que aferrarme, y por las que en estas fechas, más espesas que cualquier otras, realmente tenga algún sentido el celebrar algo.

Quizás a los que ahora no nos gusta la navidad, no nos gusta por envidia, por envidia de no poder ver las cosas como esos enanos que pululan por nuestras calles. Salir a la calle y mirar sus casas, y luego replantearse si no es la mejor época del año.
 
Por el momento, este año he decidido neutralizarlas. Pasar de adornos y guirnaldas, reuniones y fantasías raras. 


Esta navidad...soy todo un grinch!

viernes, 5 de diciembre de 2008

Diría

Que después de muchas precipitaciones y sopas de letras por fin aparece la parte buena de tantos cambios. Llevo unos dias dando rienda suelta a esa parte de mí con la que me siento más libre que nunca. Peligrosamente libre. Extrañamente libre.

Diría que hasta que he recuperado las risas que perdí, o incluso que voy recuperando la inspiración, aunque no las fuerzas para compartirla con alguien. Diría que también he recuperado mi peonza, mis cromos, mis canicas...y hasta ese parpadeo intermitente que lo mismo me permite convencer de un imposible, que hacer reír a carcajadas.

Diría que he recuperado trampolines extraviados, melodías lejanas, tréboles ya marchitos que tal vez sigan dando algo de suerte. Diría que han aparecido cajas y más cajas de trozos de mí que deberían estar amontonándose desde hace ya demasiado tiempo en el baúl de los recuerdos. Y disfruto abriendo cada caja, pese a que al abrirla me invada otra parte de mí que no controlo como debería.

Vuelvo a estar dividido. Hay una parte que me pide que salga fuera a jugar, convenciéndome de que hace un día demasiado lleno de oportunidades como para seguir encerrado en la responsabilidad que no me divierte. Sin embargo, hay otra parte que me dice que no puede ser, que me quede en mi habitación, que las cosas no siempre son como se quieren, sino como se debe, que hay imperativos que son inevitables.

Diría que me siento bien si no fuese porque aún me cuesta conciliar el sueño, porque las razones se me caen de las manos sin que pueda hacer nada, y los sentimientos juegan a los imposibles alcanzando los límites de mi irrealidad y mi desconcierto.


Diría que me voy encontrando sin dejar de perderme. 


Conjugarme nunca ha sido fácil, y se me dan muy mal las ecuaciones...

viernes, 14 de noviembre de 2008

Búsqueda continua

Sigo buscándome. Sigo encontrándome. Sigo perdiéndome. Sigo asombrándome. Pero, por encima de todo, sigo intentando dilucidar quién soy.

Cuánta razón tienen los que afirman que uno nunca deja de sorprenderse. Si es que en el fondo ni siquiera nosotros mismos nos conocemos una mínima parte de lo que desearíamos. Es cierto, la vida no deja de asombrarme. Yo no dejo de asombrarme. Y el exceso de información me bloquea algunas puertas por las que no quiero salir, pero por las que tal vez debería asomarme. No tener miedo también tiene sus inconvenientes...

A veces me descubro pensando en voz baja, tachando pensamientos de mi larga lista sin tener claro si el avance está en abrir la boca o en dejar que pase todo. Sigo tratando de alcanzar el dichoso equilibrio, con la sensación de tranquilidad que da el no contradecirse demasiado. 

Pero otras veces, como ahora, una parte de mí se siente tan inevitablemente sola en su conciencia, y que lo va a seguir estando por mucho que se rodee de gente. 

Lo único esperanzador del caso es que ya no duele. Pocas cosas pueden doler ya. Sólo queda ponerse la sonrisa de inmunidad...y seguir adelante.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Crossroads

De nuevo vuelvo a tener la vida pendiente de un interrogante, o de varios. Ya ni siquiera sé las preguntas que debo contestar. Únicamente vuelvo a sentir la incertidumbre llenando mis días de una extraña sensación, mezcla entre el miedo pausado de lo desconocido que está por llegar, y la tranquilidad del que siente que ya no tiene nada que perder.

Me vuelvo a ver sentado en la casilla de salida, mirando unas fichas sin saber muy bien cómo moverlas, y con unos dados que parecen trucados de suerte muy confusa.

Me precipito a lugares que no acierto a reconocer, sorteando caminos que ya he transitado anteriormente y por los que me niego a volver a pasar.

Y mientras, entre circunstancias y devenires, voy descubriendo muchas más partes de mí llamando a mi puerta. Y yo sigo abriendo sin mirar, confiado, sin tener claro si alguna de ellas no vendrá en son de guerra.


La vida y yo seguimos apostando a la carta más alta. Y hay algo que me dice que la banca siempre gana..

jueves, 23 de octubre de 2008

No importa

No importa cuantas veces diga que no volveré a caer. No importa cuantas veces prometa que la próxima vez no confiaré tan rápido, no creeré tan deprisa, no daré tanto, no entregaré un pedazo de mí sin asegurarme antes de no estar saltando a un abismo sin fondo...

Pero no importa, porque cuando llegue el momento, me volveré a entregar, a creer, a confiar, volveré a dar de mí hasta el aliento. Me dejaré el cariño y la confianza por el camino, inundados de soledad y lágrimas.

Y resuenan los ecos de una amistad no tan lejana que parece importarme únicamente a mí.


Y nuevamente no podré arrepentirme de haberlo intentado de nuevo, aunque me duela. Porque ya se sabe, estas cosas nunca dejan de doler. Por muy escarmentado que esté, mi vida sigue siendo una estación de paso donde todos se apean...y se montan sólo cuando me necesitan. 


Y de nuevo el sabor amargo en la boca por no entender.


Si de verdad no hay nada malo en mí...
                                        ... ¿por qué sigo quedándome tan sólo?


miércoles, 8 de octubre de 2008

Conversaciones pendientes..

Aparecimos con la idea de romper una historia de desencuentros, de decepciones y malos entendidos y juramos sin jurar que esta vez sería diferente.

Ahora me veo y no te alcanzo a ver, estás tan lejos que ya ni me escuchas. Te miro a lo lejos y todavía veo algo de mí en ti, quizás algo de mi culpa y mis miedos se trasladaron tambien a ti. 

Ahora estás llena de rabia, de envidia, de frustraciones y de pena que no te dejan ver lo que tienes por delante y, sin embarbo, poco a poco vas marchitando tu vida en la tristeza de no ser, en las alegrías de las victorias vacías, o en la soledad de verte sola y querer volver a ser la de antes.

Qué perversa ironía que tu sueño se haya llenado de realidad y metáfora cuando te veo girar infinitamente y tu estás segura de que el viaje no tiene retorno. Pero te veo, pese a que tu escepticismo lo niegue, te veo y te escucho, y las vueltas son siempre las mismas y el viaje no es infinito. Que el viaje se repita infinitamente no quiere decir que sea un viaje infinito, ¿cuándo lo vas a entender? ¿cuándo vas a llorar toda la puta noche porque al fin escuchaste...y viste?

Con el tiempo perdido ya no se puede hacer nada y no hay nada más frustrante que querer ayudar y no tener cómo hacerlo,  chocando continuamente contra tu pared, una y otra vez, hasta quedar exhausto.

Sin embargo, dentro de mi late cierta impotencia absurda por la que no tiene sentido sentirse mal ni siquiera en estos veinte minutos que he decidido dedicarle hoy.

Ojalá las conversaciones pendientes se pudieran matar con un vaso de whisky y ceniceros llenos de errores perdonados y compromisos eternos por alcanzar algun dia algo parecido a la felicidad...


No tengo nada que prometer, ni quiero prometer nada. Sólo quiero soñar sin corazones rotos ni asuntos pendientes. Probar suerte, lanzar de nuevo la moneda al aire y que esta vez no caiga por el lado de la soledad.

martes, 7 de octubre de 2008

El día que te merezca (Risto)

El día que te merezca seré una persona increíble. El día que te merezca seré, de lo bueno, lo mejor. Me admirarás casi tanto como yo te admiro, me envidiarás casi tanto como yo a ti hoy. Los pajaritos se dejarán de cantar babosadas, las nubes se levantarán cachondas perdidas y las vírgenes suicidas abandonarán sus dos vocaciones de un polvazo y sin dilación. Todo eso el día que yo te merezca, todo eso el día que tú te merezcas algo como yo.


El día que te merezca habré hecho tanto por ti como lo que tú ya has hecho por mí. Poner cara de que estás conmigo cuando nadie más lo está. Y ponerla hasta partírtela si hace falta por cualquier tontería indefendible que se me caiga de la boca. Hacer ver que tengo razón aún cuando ya hace rato que me la quitan de las manos, oiga. Nuestra amistad dará por fin balance cero, pero un cero con muchos unos a su izquierda y bien relleno de aparentes sobras, como todo buen relleno.

Y es que el día que te merezca, al resto del mundo, que le den.

Ya sé que nada cambiará demasiado por tu parte el día que te merezca. Seguirás sin exigir tu cambio, como hasta ahora. Seguirás al otro lado de mis cosas, como hasta siempre. Con la distancia prudencial del que viaja todo el trayecto por el carril de al lado, exactamente a la misma velocidad, seguramente hacia cualquier destino menos el mío. Pero mira, igual para entonces ya me siento mejor, por estar dando a la altura de lo que llevo recibiendo durante todo este tiempo.


Ahora que lo pienso, es difícil que llegue el día en que te merezca. La entropía no deja de ser la religión de la naturaleza, la asimetría, su liturgia, y lo natural, este equilibrio caótico entre cosas muy desequilibradas que tienden a desordenarse juntas. Y las personas, las relaciones, las amistades...representan equilibrios jodidamente inestables, imposibles, contradictorios… aunque necesarios.


A lo que iba.

El día que te merezca te llamaré amiga.


El día que te merezca, te llamaré.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Borrascas

Me he mordido tanto la lengua que empiezo a no reconocerla. Son tantas las cosas que pienso, que decirlas ya ha dejado de tener sentido, y mi cabeza se ha convertido en un hervidero constante de preguntas y respuestas condenadas a desintegrarse por inexistencia de un interlocutor válido.

No soy capaz de desconectarme, ni siquiera de relajarme o descansar como debería, por eso busco una vía de escape drástica, porque se me han acabado los argumentos con los que hacerme callar.

Cíclicos. Volviendo siempre a un punto de retorno ya conocido, que incluso nos parece el mismo pero que no es igual. Girando sobre nosotros mismos como peonzas incontrolables que acaban parándose cerca de una pista de aterrizaje con nombre de estación de paso.


¿Dónde empieza lo que quiero y acaba lo que debo? ¿Dónde dejé de ver la señal que me guiaba hacia delante con seguridad? ¿Dónde olvidé los cristales de colores que me permitían ver la luz nítida del otro lado? ¿Por qué han regresado los ojos empañados y las ganas de huir lejos? ¿Dónde se han metido las premisas que ayer eran tan válidas y hoy no sirven para nada?

No hay oscuridad, ni sombras, ni abismos, ni siquiera miedo. Sólo el remolino permanente de lo conocido tirando de mis piernas, y mi firme voluntad de seguir caminando hacia otro lado.


Mi brújula ha vuelto a desafiarme, y en dias como el de hoy, me cuesta mucho volver a nadar contra corriente....

domingo, 21 de septiembre de 2008

In-decisión

Sobre la tranquilidad de la noche aparece la sombra de una duda, quizá de varias. Demasiadas ideas inconexas en la mente para pensar con claridad, pero con la lucidez necesaria para sentirlo todo tan real y tan cercano como si pasara ante sus ojos la película de su vida. Tan rápido y tan despacio al mismo tiempo...


No sabe a qué responde su nombre y mucho menos su vida. Ni siquiera es capaz de comprender cómo ha llegado hasta este lugar, en este preciso instante en que la puerta del futuro se abre ante sus ojos con tantos caminos como pudiera imaginar.... y al mismo tiempo con tan pocos...


Dime, ¿qué hay detrás?

Y no sabe lo que le asusta más, si el vacío que deja atrás pero conoce, o el abismo de posibilidades que se le presenta a partir de ahora.

Son tantos los miedos que condicionan sus pasos, haciéndose hueco en lo más profundo de su memoria, que le cuesta vislumbrar la luz que ha de guiar su suerte...

Te llamaré

Te llamaré cuando llegue...     Te llamaré mañana...      Te llamaré el jueves...      Te llamaré el fin de semana...     Te llamaré la semana que viene...


Pero nadie llama. El teléfono sigue mudo. Y yo ya estoy aprendiendo a dejar de esperar que suene...


Te llamaré....

lunes, 15 de septiembre de 2008

Buscando(me)

Nadie puede penetrar en nuestro interior, ya que la puerta solamente puede abrirse desde dentro. Y somos nosotros quienes poseemos en nuestras manos el picaporte de nuestra alma. Gíralo, ábrete a ese mundo extraordinario que tienes dentro, y comienza a conocerte.



Es cierto que sólo nosotros tenemos la clave para acceder al mundo interior que tenemos dentro, pero a veces uno mismo teme encontrarse por miedo a no saber muy bien lo que puede hallar detrás...

Conocerse no es tarea fácil. Implica saber como se es, y quererse, y aceptarse, y crecer, y cambiar si se quiere, y vivir como somos, y sentir conscientemente....Y tantas cosas para las que no todo el mundo se siente preparado...

Porque no nos desubicamos desde fuera, sino que ese vacío que a veces sentimos viene de dentro, desde lo más profundo de nosotros mismos, por no saber bien quienes somos, ni cómo somos, ni qué queremos.... por no parar a escucharnos...y a entendernos.


A mí me gusta buscarme, tal vez para volver a perderme y así tener la oportunidad de buscarme de nuevo...

martes, 9 de septiembre de 2008

No puedo...

No puedo ayudarte si no me dejas.
Si me cierras las puertas de tus ojos y te escondes nuevamente entre las sombras.



No puedo ayudarte si no me hablas.
Si prefieres enmudecer en tu silencio y escuchar sólo el grito de tu vacío.



No puedo ayudarte si no me escuchas.
Si no permites que te lleguen mis palabras y las dejas morir en el camino.



No puedo ayudarte si no me miras.
Si no ves más allá del frío de tu cuerpo y las paredes que aíslan tu cordura.



No puedo ayudarte si no te acercas.
Si no dejas que pueda consolarte y aliviar tu temblor con mi sonrisa.



No puedo ayudarte si no me dejas.
Y no sabes cuanto desearía poder hacerlo...

sábado, 6 de septiembre de 2008

Decisiones

A veces, no sé cómo, no acabo consiguiendo ser fiel a lo que necesito o a lo que debo hacer. Supongo que me puede la costumbre de anteponer mis deseos a todo lo demás. Hay momentos en que actúo por mero instinto, sin pensar, y sólo cuando me miran con cara de extraños o me preguntan quienes me conocenn acerca de decisiones o actitudes que les sorprenden porque saben que quizá no es algo que yo necesite, me desmorono y miro alrededor no sabiendo muy bien donde me encuentro, ni qué decir.

Esta noche me ha vuelto a ocurrir. Una autoinvitación de alguien especial a una simple conversación que tira por la borda mi plan de la noche, justo cuando me iba.

-Me apetece hablar contigo...

En ese momento dudo, no tengo claro qué pasa, ni qué hacer. Me siento extraño, pero una voz lejana me recuerda que lo primero soy yo, que piense en mí. Ahora lo tengo mucho más claro. No soy capaz de decir(le) que no.

[...]

Ahora no sé que excusa inventarme para no salir, demasiado tarde...estoy entre la espada y la pared. Invéntate algo, rápido.

-Espera, ahora vengo.

Me relajo, pienso, y decido que sí, que ya que estoy aprendiendo a plantar cara a las cosas, hoy es tan buen momento como otro para hacerlo. No es necesario inventarse nada. Mando un mensaje. Les digo que no vengan a buscarme...sin más.

Respiro hondo. Me sigue costando decidir, pero esta vez tengo la sensación de que lo he hecho bien.

De esta forma, cada paso que doy me acerca más a lo que quiero. Y me siento tan bien cuando lo hago...


-Bueno, ya estoy aquí, ¿de qué hablábamos?


(Compréndeme, son casi las 3 de la mañana XD)

miércoles, 3 de septiembre de 2008

¿Jugando al escondite?

Está bien, me la vuelvo a quedar yo. Cuento hasta 20...



Hace ya más de una semana que busco por cada rincón el eco de mi risa. Parece que el tarro donde conservaba las últimas almacenadas se vació sin previo aviso y no encuentro la forma de llenarlo de nuevo.


Las he buscado por todas partes. Incluso he sucumbido a planes que sabía que no eran la respuesta, solo por arriesgar. Tambien he intentado cambiar de alternativas y de espacios. He jugado mis ultimas cartas acudiendo allí donde antes siempre las encontraba, pero esta vez sin resultado alguno. Se han esfumado, no llegan. Al menos no de la forma arrolladora y estruendosa que las quiero y las necesito.


Saboreo situaciones cómodas, instantes agradables, momentos entrañables...pero las risas no llegan. Esas que tiempo atrás harían estallar los restos de este naufragio en más de mil pedazos, esas que hasta hace poco me inundaban con oleadas gigantes de bienestar haciendo que me dolieran hasta las mejillas.

Desgraciadamente ahora no es así. Me encuentro atrapado en una cárcel sin risas, buscando salidas imposibles que me acerquen a ellas, que me liberen de una vez de estas cadenas invisibles. Pero el viento no siempre sopla a favor, y las circunstancias han dejado de acompañarme...

Deambulo por una frustración pausada mientras me alimento de recuerdos pasados y busco nuevas risas desesperadamente.


¡¡ Ya puedes salir !! No me apetece seguir jugando...

martes, 26 de agosto de 2008

domingo, 24 de agosto de 2008

Hasta luego

Nunca me han gustado las despedidas. No te dejan hablar ni pensar. Además, dejan un sabor amargo en la boca, un nudo en la garganta y, lo que es peor, un enorme vacío en el corazón.

Nunca digo adiós, ni tampoco me gusta que me lo digan. Siempre resulta mejor un "Hasta pronto" , "Hasta luego", "Nos vemos"... pero nunca adiós.

Adiós sabe como a portazo en la cara.

Es como un punto y final, una forma de cambiar de párrafo. Demasiado frio. Siempre me han gustado más los puntos y seguido, al menos dan la posibilidad de ilusionarse.

Prefiero saber que nos volveremos a ver, que iré, que volverás, que hablaremos, que reiremos, que compartiremos...

Me gusta no saber cuando, pero tener la certeza de que las ausencias no durarán demasiado tiempo.

Lo que más me gusta es saber que las despedidas no son para siempre y que el vacío que dejan volverá a llenarse en el reencuentro...


Un abrazo, un beso y un... hasta luego.



Cursi, lo sé, pero me da igual! ¬¬

sábado, 23 de agosto de 2008

Noches iluminando dias

Sonrisas cómplices, miradas transparentes, llenas de sinceridad. Conversaciones fluidas, sin silencios incómodos. Palabras que salen a borbotones, para luego mezclarse con pensamientos profundos y risas desatadas. Brindis por muchas más veces como esta, con el ferviente deseo de que así sea. Una sensación de estar y sentirme como en casa, plenamente cómodo. Contactos cercanos nacidos de quien sabe dónde, preocupación que notas sincera, sorprendentemente próxima, pero que tanto te gusta. Música, ojos que se cierran, ojos que se estudian, ojos que se cruzan. Movimientos, sensación de libertad completa, magia. Compenetración, armonía, guiños que contienen emociones...


Noches que se hacen cortas, demasiado cortas, en las que parece que de nuevo el tiempo juega en mi contra y se prepara para hacerme una de las suyas. Noches que se acaban en un simple y fugaz parpadeo y me dejan en la boca la sensación de querer más, de necesitar más.


Podría perderme, irme hasta el fin del mundo sin miedo, sabiendo sin dudarlo mucho que en todo momento me sentiría bien, me sentiría a gusto. Y eso es algo tan extraño de conseguir que.... ¡Para!

Ahora no es el momento de cuestionarlo, ni siquiera de pensarlo. Simplemente quiero disfrutarlo.....y sentirlo.


Solo confío en que no pase demasiado tiempo, para no empezar a echar de menos..


¡¡Por muchas veces!!

viernes, 22 de agosto de 2008

¿¿Qué hay detrás??

Venga, dime ¿qué hay detrás?

¿Sólo hay silencio? ¿Sólo mi voz repitiendo mis palabras? ¿Sólo el reflejo de mi rostro y mis deseos confusos y deformados tras el muro de mi cuerpo?

Venga, dímelo. No me niegues la respuesta. No me huyas, no me evites, no me dejes sin saber qué es lo que hay tras las paredes rotas de mi desolación, tras el abismo que se oculta en mis pupilas. No me escondas la verdad de lo que soy, de lo que he sido.

Sigues callando, ¡¡¡Maldita seas!!!

Y no respondes...¿por qué no hay nada? ¿Por qué estoy vacío? ¿Por qué sigues sin decir nada? ¿Por qué no me respondes de una vez? ¿Acaso crees que no he pagado ya lo suficiente? ¿Que no he sentido suficientes cuchillos afilados en mis venas, en mi mente, en mis sentidos? ¿Acaso no he pagado mi condena?

Dime, solo te lo diré una vez, prometo no preguntar más

¿Qué hay detrás?


Quizá hoy no sea el mejor día para escribir esto, pero me has picado xD O quizá si que lo sea...no se.

jueves, 21 de agosto de 2008

Lo que (no) vemos

A veces las cosas no salen como las teníamos pensadas o planeadas... pero claro, de eso solo nos damos cuenta cuando salen mal. Cuando queremos hacer algo, cuando planeamos fiestas, cenas, citas, viajes... y la cosa al final se estropea, nos quejamos de nuestra mala suerte e incluso a veces nos obsesionamos en buscar el porqué, lamentándonos de nuestra desgracia.

En cambio, si la suerte nos sonríe, si recibimos una visita inesperada, una llamada, una sorpresa... simplemente nos alegramos y no pensamos en la suerte que tenemos.

Hay veces en que la sola idea de que alguien especial no acuda a vernos, nos hace ser incapaces de disfrutar del resto de personas que sí que están ahí contigo, en ese momento. A menudo las cosas más sencillas pueden cambiar nuestra perspectiva de las cosas, y ese poder únicamente está en nosotros, en nuestra mirada a las cosas que nos rodean.

Soy consciente de que a veces deseamos muchas cosas que no se cumplen, pero eso no resta valor a lo que sí tenemos. Parece que nuestros ojos se ciegan momentáneamente por la tristeza del momento y somos incapaces de mirar más allá y ver a quien realmente nos regala una sonrisa desde el otro lado.

Hace unos años tenía la extraña creencia de que si desapareciera, si me tragara la tierra, no importaría, y tardarían bastante tiempo en darse cuenta de que ya no estaba. Lo peor de todo es que pensaba que no dejaría rastro alguno, sería como haber estado sin haberlo hecho, que no había hecho nada para que alguien me recordara....

Era muy egoísta al pensar eso, menospreciaba a las personas que tenía a mi alrededor, restaba importancia al hecho de que ellos estaban ahí, queriéndome y apoyándome a su manera, como sabían, pero ahí, al fin y al cabo.

Hay momentos en que no sabemos apreciar lo que tenemos, y resultaría muy triste tener que aprenderlo cuando se haya perdido.

Y es que aunque a veces me sienta perdido, triste.... sé que tras mis tristezas, tras mis desvelos y tras mis ratos de angustia están esas voces, esos ojos, esas manos que estarían dispuestas a sujetarme si alguna vez me faltara el valor o las ganas de seguir luchando. Porque siempre están ahí.


Gracias.

martes, 19 de agosto de 2008

Como en casa


Me he considerado toda mi vida una especie de nómada, sin raíces en ningún lugar, sin ataduras en ninguna parte. Cambiar de vida, de ciudad. Deshacerme de la pesada rutina que cargo a mi espalda aunque solo sean unos días... o semanas. Pero luego llega la vuelta a la realidad, al día a día, a la rutina, a la monotonía....y es cuando siento que no estoy en el lugar apropiado.


Con el tiempo he ido forjando mis propios vínculos con el mundo. Lentamente he ido haciendo mío algunos espacios y sintiendo cada vez más cercanos algunos lugares y personas. Cierto es que el equilibrio que los mantiene podría romperse en mil pedazos en cuestión de segundos, pero me gusta disfrutar de ellos mientras puedo, y eso es cuanto necesito.


Me gusta sentirme como en casa en ciudades ajenas, sentirme a gusto, arropado, sentirme parte integrada de lo que sucede a mi alrededor y sonreír desde el corazón mientras ocurre.


Claro que el mérito no es de las paredes o de las calles, sino de las personas que te abren las puertas de su mundo de par en par. Por eso trato de compensarte de la mejor forma que sé para que tu tambien te sientas como en casa.


Porque hay gente que sin hacer nada en concreto, sin ni siquiera proponérselo, son especiales...y te hacen sentir especial :)


Pic* : Alonso Martinez, parada de metro favorita! ;)

viernes, 15 de agosto de 2008

Silencio (Shhhh!)

Reconozco que es un sonido que me resulta especialmente cercano. La mayor parte de mi tiempo paso evadiéndolo...o quizás invadiéndolo. Tanto tiempo acostumbrado a su sonido que no siempre me apetece tenerlo cerca.

Hay veces que lo necesito, lo pido a gritos, al no poder soportar el estrés de tanto sonido y necesito relajarme, tranquilidad absoluta, silencio. En cambio, tambien hay momentos que me apetece todo lo contario, oír gente, oír risas, oír lo que sea pero que no haga quedarme solo con mis emociones.

Hay veces que me gusta jugar con él. Otras veces lo esquivo por ser un poco aburrido. A veces me ayuda a concentrarme y aclarar mis ideas, otras en cambio me confunde y me marea de tal forma que no puedo distinguir un pensamiento de otro.

Hay muchas veces que se hace el silencio, provocamos silencios, o rompemos silencios. Algunas veces callo porque no tengo nada que decir, pero otras veces simplemente me muerdo las ganas por miedo a no decir lo que debería, por ese temor innato a equivocarme sin remedio. A veces hablamos porque no soportamos esos ruidosos silencios tan incómodos. O callamos porque pensamos que nada de lo que tenemos que decir puede importarle a nadie, pese a saber que nos equivocamos pensando algo así.


Todavía trato de hacerme hueco entre las silenciosas sombras...

miércoles, 13 de agosto de 2008

Cuando era niño...


Cuando era niño soñaba con atrapar el cielo con mis manos, perderme entre las estrellas y viajar por el espacio en una esfera de muchos colores. Tambien quería volar sobre las nubes, asi como esconderme entre las gotas de lluvia. En aquella época no habían imposibles.

Los niños tienen el asombroso don de saber evadirse de la realidad cuando les resulta demasiado rutinaria, triste y dolorosa, logrando escapar para sumergirse en un mundo de ilusiones. Solamente allí son capaces de ser reyes de países que nunca han existido, capaces de llegar a los rincones más lejanos de la tierra, capaces de viajar en un rayo por lugares que resultan imposibles de describir con palabras.

El único mundo donde el concepto de tiempo no tiene ningún sentido, donde la desilusión, la prisa, la culpa y el fracaso no están presentes. Inventan su propio lenguaje y su propia manera personal de ver las cosas, no dejándose influir por nada ni nadie.

Cuando eres niño la ciudad te parece el mismísimo universo. Los árboles son gigantes, las nubes trozos de algodón, la lluvia son lágrimas por los que han muerto, y nuestra habitación se convierte en un castillo encantado lleno de duendes.

Es una etapa de nuestra vida en la que debajo de la cama tenemos invitados inesperados que esperan para cogernos desprevenidos, dentro del armario se esconde un misterioso fantasma, y nuestro mejor amigo es un peluche viejo y desgastado. Para los niños los cuentos son historias que un día sucedieron. Saben que las hadas viven todavía en algun sitio muy lejos, quizá esperando a que lleguemos para deshacer un olvidado encantamiento.

Somos héroes, reyes, gnomos de la oscuridad, emperadores, caballeros, príncipes y hasta dragones. Es el tiempo en el que la infancia se convierte en mensajera de la humanidad con el objetivo de cambiar el mundo.

Recuerdo que cuando era niño soñaba con volar. Me despertaba cada mañana ilusionado por ver si mi deseo se había cumplido, y aunque no llegaba no se me pasaba por la cabeza dejar de creer en ello. Era el tiempo en el que la vida todavía podía asomarse al rinconcito de la alegría, donde todo podía mejorar. Me acostaba cada noche con el apasionado deseo de poder ver la aurora de un mundo repleto de optimismo y felicidad. Entonces aún creía que existía.

Era el tiempo donde no me importaba que nadie me entendiese, donde únicamente con mis manos construía mi propio mundo de papel y música. No necesitaba nada ni a nadie, con mi existencia era más que suficiente.


Sólo en aquel tiempo pude sentir que era inmortal...

martes, 12 de agosto de 2008

Hay dias


Hay días que despierto como si tuviera un nudo en el estómago. Una angustia que invade mi cuerpo y mis sentidos sin remedio alguno. Como una suma de sensaciones desordenadas y dispersas que se apoderan de uno muy lentamente hasta dejarme inmóvil sobre la cama.

Levantarse supone un esfuerzo sobrehumano, como cargar con kilos y kilos de desesperación y tristeza. Arrastrarse entre las sábanas sin apenas fuerza y tener la sensación de estar derrotados, sometidos a un diágnostico lleno de suposiciones nada favorables que nos hacen sentirnos condenados aún.

Entre los gigantescos silencios de la oscuridad de esta habitación sobrevuelan puñales, voces que sentencian, frases lapidarias que hacen palpitar las paredes y los átomos de cada milímetro de mi piel. Sabores amargos, rugidos de almas y una fuerte sensación de contradicciones repletas de culpas ajenas que nos impiden respirar. Sombras que intentan atraparnos y hacernos sentir completamente insignificantes. Nuestras propias almas gritan desesperadamente tratando de huir muy lejos, en algún vacío donde nada ni nadie pueda alcanzarnos.

Hay días que cuesta luchar contra la nada, esa masa deforme llena de aullidos y risas que tanto le gusta alardear de su gran poder destructivo sobre nuestro sentido común.

Hay días que el desconcierto se apodera de nosotros al no poder distinguir la realidad entre las sombras.

Hay días que resulta imposible borrar la sensación de ser minúsculos, casi transparentes, tan pequeños como par ser invisibles, como para pasar desapercibidos del resto del mundo.

Hay días que uno desea gritar contra todo, sacar el orgullo para decir "¡¡Basta, hasta aquí hemos llegado!!" Y evitar que se abran las puertas de viejos fantasmas que tantas luchas hemos tenido para eliminarlos de nuestras vidas. Pero siguen estando ahí....

Hay días que queremos ser mucho más fuertes y que las circunstancias no nos hieran tanto, que paren de sangrar nuestras heridas y no nos dejen en un mar de dudas...

Hay días en que personas que me importan también lo sufren, lo sienten como propio.


Hay días como hoy que me da rabia ser consciente de que la vida no es justa, ni lo será....



Tú tambien me inspiras! ;)

lunes, 11 de agosto de 2008

Creer o no creer

Hubo un tiempo que envidiaba a la gente que podía creer. En la vida, en Dios, en las energías, en cualquier cosa que llegado el momento les ayudara a seguir adelante, a confiar, a cerrar los ojos y no sentir miedo.

Reconozco que estaba totalmente convencido de que esas personas partían con clara ventaja y sentía que la vida me había traicionado por no haberme dado a mí la posibilidad de creer en algo por encima de mi mismo a lo que poder aferrarme en los momentos de desesperación. Ellos tenían en su poder una tabla salvavidas donde podían descansar cuando se encontraran perdidos en la nada. Ya tenían algo a lo que agarrarse, aunque fuese un clavo ardiendo. Sin embargo, ¿qué tenía yo? ¿Por qué razón no podía creer en nada? ¿Por qué no podía tener esa cuerda a la que sujetarme para salir de la desesperanza?

Pues si, envidiaba esa capacidad de creer sin hacer muchas preguntas, o incluso haciéndolas. Envidiaba la posibilidad de dejarse en manos de algo más allá de uno mismo. Envidiaba la idea de tener un punto de apoyo que sostuviera mi equilibrio aún cuando el mundo se me venía encima, cuando se abría un abismo a mis pies cada vez más grande.

Con el tiempo he ido descubriendo que solo tenía una posibilidad de creer en algo. Lo intento con todas mis fuerzas, una y mil veces. Pero solo en contadas ocasiones y de forma fugaz puedo llegar a vislumbrar el camino a lo lejos.

Y me esfuerzo incansablemente sin lograr todavía los resultados deseados, aunque quiero creer que cada día estoy un poco más cerca de conseguir acercarme.


Todavía no he conseguido aprender a creer en mí.


Todavía....

viernes, 8 de agosto de 2008

¿Me perdonas?

Muchas veces necesitamos escucharlo, otras veces no importa, el daño está hecho, no se puede volver atrás. No siempre se puede reconstruir mediante el perdón el dolor causado, la confianza deshecha en mil pedazos, las heridas infringidas. A menudo suele llegar demasiado tarde.

Primero necesitas tiempo para identificar el daño, intentar repararlo en la medida de lo posible y esperar que pase la oleada inicial de inmensa decepción y tristeza. Después sólo queda la posibilidad del perdón. Sólo.....


"Claro que te perdono. Pero no sólo lo hago por ti ni por el cariño que todavía prevalece por encima del dolor, lo hago por mí. Necesito perdonarte por muchas cosas. Para que el dolor no se acumule y acabe convirtiéndose en una rabia que me desborde. Para no sufrir más por el dolor causado. Para no sentir que nada valió la pena. Para no pensar que fui un peón más de un juego en el que jamás quise participar. Para poder librarme de lo que me pesa de ti, de la misma forma que te libero de mí. Necesito perdonarte para no acumular más fantasmas, para librarme del pasado de una vez por todas y poder seguir mi presente sin el peso de lo ocurrido. "

Dicen que se perdona pero no se olvida. Si se pudiera olvidar todo sería más fácil, pero no es así, y la memoria sigue conservando infinitos ángulos.

El perdón se ha convertido en un mecanismo de curación, esa fórmula que nos permite no guardar rencor y nos posibilita seguir nuestro camino sin arrastrar heridas sin cicatrizar. Es una necesidad para no sentirnos atados eternamente al dolor causado por otros.

Perdonar en ningún caso quita responsabilidad ni justifica ningún acto. Pero es que la culpa nunca ha servido de nada, ni la de otros, ni la mía.

Así que como muchísimas veces me he sentido mal por no haber sido más listo, por no haberlo visto venir antes, por haber pecado de ingenuo, por haber confiado más de la cuenta, por ser responsable (in)directo del daño.....

....hoy he decidido perdonarme a mí.


Yo ya me he perdonado, ¿y tú? ¿te perdonas? ¿Me perdonas?

jueves, 7 de agosto de 2008

Momento oportuno

De alguna forma siempre he defendido que las cosas no suceden por azar, aleatoriamente y sin sentido, sino que a veces suceden en el momento determinado que tocaba que sucedieran, ni antes ni después, aunque no entendamos el sentido de muchas de ellas en el mismo instante en que ocurren.


No es una creencia de predestinación, para nada. Simplemente es la sensación de que cuando debemos aprender algo, la vida nos pone justo enfrente de aquello que hay que aprender irremediablemente, y que sólo cuando es el momento oportuno las cosas se dan, aunque nosotros no sepamos apreciarlos en el momento que suceden. Y si no aprendemos de la primera experiencia, ésta se acaba repitiendo de una u otra manera hasta que lo hacemos.


El tiempo siempre acaba poniendo las cosas en su sitio, en el lugar que le corresponde, aunque a veces nos estrangule con sus interminables segundos . Y para ello la vida nos da algo más que pistas, oportunidades continuas. Por eso.. ¡ démosle un empujoncito !

Y es que no hay fuerza más fuerte que la del deseo, aunque no sea voluntaria.


Al menos siempre he querido creerlo así...

martes, 5 de agosto de 2008

¡ Adelante !

Muchas de las mejores cosas de mi vida han surgido siempre a consecuencia de una improvisación aparentemente casual y que nunca he podido comprender, ni lo pretendo. Forma parte de la magia de lo inesperado, lo impredecible, de la química de lo inexplicable. Y desentrañar ese tipo de cosas es algo en lo que no me gusta indagar demasiado. Las dejo jugar enredándose en mis pies y me dejo mover por sus travesuras. Me he jugado muchas apuestas con los ojos cerrados y casi siempre he resultado vencedor, pese a los posibles desaciertos. En la vida no gana quien no arriesga.


La vida y yo hemos estado en guerra demasiado tiempo, pese a que acabamos de firmar un acuerdo de paz. Pero ya se sabe, los acuerdos, como todo, acaban por romperse. ¡A ver cuánto dura este!
A veces la vida sigue envidiándome, se marca un órdago bajo la manga y me deja sin tréboles de los que echar mano. Pese a estar en bancarrota, esta vez no me ha impedido calzarme mi mejor sonrisa, esa que algunos días se disipa y no se deja ver, especialmente en invierno.


Pero ahora estamos en verano, puedo olerlo sobre mi piel, hasta llego a paladearlo.


Tiempo de recoger algunas lágrimas oxidadas y salir con lo puesto.


Tiempo de abrir las alas, las pupilas y hasta los pulmones.


Tiempo de desenterrar las ganas y los sueños que tanto tiempo han estado hibernando, aunque muchos sigan sin querer salir todavía...


Tiempo de salir a ver qué sorpresas nos ha deparado la vida hoy..

sábado, 2 de agosto de 2008

Me contradigo

La vida está llena de continuas contradicciones, y la mayoría de las veces muy pocos son conscientes de que no hace falta mirar fuera para lograr verlas. Si las ven en sí mismos o se las haces ver, inmediatamente tratan de justificarse. Buscar excusas parece ser un recurso automático para aquellos que en el fondo no se atreven a enfrentarse con su realidad.

Yo sé que soy contradictorio, lo asumo y me hago responsable de mis contradicciones. No obstante estaré perdido con demasiada frecuencia, lo sé, pero soy muy consciente de mi mismo y evito jugar al autoengaño.

Soy contradictorio porque soy humano, porque soy variable, porque soy empático, porque no siempre digo lo que pienso para no herir (a veces es necesario morderse la lengua aunque te sangre), porque a veces me paralizo y no hago lo que me gustaría porque me vence el miedo o me fallan las fuerzas, porque la vida me cambia constantemente y yo voy aprendiendo a marchas forzadas. Porque tampoco tengo claro siempre lo que quiero. Porque no tengo una manera definida de comportarme, no tengo un referente, una guía. Porque no puedo cuadricularme, ya que no tengo etiqueta. Todo depende de lo que sienta o piense en ese momento, de las circunstancias que me rodeen..

Por eso no creo en el para siempre. Por eso asumo que lo que piense hoy puede cambiar mañana, y no porque no lo crea firmemente, sino porque la vida es continuo cambio. Por eso a menudo caigo en mis propias trampas y me veo haciendo cosas que jamás soñé hacer. Por eso a veces me río de mi mismo cuando la vida me pone a prueba y yo tropiezo, y me levanto, y aprendo, y corrijo, y sonrío, porque de nuevo me ha enseñado una importante lección. Y el nunca pasó a ser un ¿quién sabe?

No se puede afirmar nada con total seguridad, ya que la vida da muchas vueltas, y quien piense que controla sus pensamientos y acciones de por vida, no hace otra cosa que engañarse.

La gente está llena de contradicciones, afirman cosas y después hacen otras. Pero siempre encuentran la forma de excusarse, cuando lo más fácil sería asumir que todos, en el fondo, somos "mudables", y que a veces, la vida nos hace cambiar de rumbo.

Con lo fácil que parece ser sincero con uno mismo y lo sencillo que resulta mirar hacia otro lado, no mirarnos dentro, no asumirnos. Qué falsa comodidad esa de las justificaciones.

jueves, 31 de julio de 2008

Ser sincero

"Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa" André Maurois.

De niño me enseñaron que ser sincero consistía en decir siempre la verdad, bajo cualquier circunstancia. Pero, ¿qué pasa cuando la sinceridad hiere, cuando haces daño a otros aunque no quieras, cuando los demás no quieren que seas sincero si no que prefieren escuchar lo que quieren oír? ¿Tengo derecho a ser sincero aunque no me lo pidan?


Luego me puntualizaron que no debía ser tan franco, que tenía que tener tacto y saber cuando no decir determinadas cosas. Lo llaman diplomacia. ¿No se confunde la diplomacía con la hipocresía? Hay veces que no veo diferencia alguna, sólo un cambio de etiqueta con la que poder justificarse.

Pero, ¿dónde está el límite?


Más tarde me hablaron de las mentiras piadosas, esas que parecen que se dicen por el bien de otros y que en realidad no sabemos si lo hacemos por nuestro propio bien. O esas verdades que se callan para no hacer daño. ¿Realmente lo hacemos por ellos, o por miedo a perderlos, o a que piensen peor de nosotros? ¿Por qué callamos, por su bien o por el nuestro? ¿Cómo determinamos nosotros lo que es mejor para los demás?


"La educación de la sinceridad supone básicamente la educación del tacto, de la discreción y de la oportunidad. Porque ser sincero no consiste en decir todo a todos y siempre." ¿Hay que ser educado antes que ser sincero? Si hay que ser sincero pero no siempre ¿cómo determinamos cuándo y hasta dónde? ¿Sinceridad no era siempre decir la verdad, nuestra verdad al fin y al cabo, aunque los demás opinen de forma diferente?


Lo siento, estoy hecho un lío. Te lanzo la pregunta:

¿Qué significa para ti ser sincero?

martes, 29 de julio de 2008

Aconsejando

La teoría siempre es más fácil que la práctica. Eso ya lo sabemos. Conocer lo primero resulta bastante sencillo pero poner a prueba lo segundo parece más bien un juego de unos pocos, de los perseverantes.

Lo que más me molesta son expresiones como: "tú tienes que..." o "tú lo que tienes que hacer es..."

Resulta increíble la facilidad con la que algunas personas creen saber y organizar tu vida mejor que tú. Pero ya se sabe, resulta más fácil mirar fuera que dentro. Dudo mucho que la gente que me observa desde fuera sea más capaz que yo de ver lo que me pasa o encontrar la forma de solucionarlo. A veces es necesario que te ayudan desde fuera, porque no siempre es fácil verlo desde dentro, pero me resulta "gracioso" que la gente vaya por la vida creyendo tener las respuestas a los problemas ajenos cuando sus propias vidas son un completo caos por el que harían bien en comenzar. Y, más aún, cuando dan consejos al libre albedrío sin que nadie se los haya pedido. Ya lo dice un proverbio chino: "Antes de hacer la revolución, date una vuelta por tu propia casa".

Pero dar consejos es gratis, y a menudo se regalan como si fueran caramelos cuando ni siquiera los has o te lo han pedido.

A veces pienso que debería estar prohibido dar consejos cuando no somos capaces de aplicarnos nuestras propias palabras, porque suenan tan vacías si no se apoyan en hechos....tan absolutamente insignificantes....


>>Creo que con esto respondo a tu pregunta, querida lectora. No creo que sea el más adecuado para aconsejarte, pero ya sabes, otros estarán encantado de hacerlo.. <<

sábado, 26 de julio de 2008

(Des)encuentros

Sin reproches, sin culpables. Ya todo forma parte del pasado. Simplemente, a veces, las cosas no salen como esperábamos. Los caminos que un día se cruzaron y que parecían destinados a acompañarse, se separan en direcciones completamente opuestas. A veces de forma precipitada, a veces con un previo aviso que no pudimos o supimos ver.


Una simple mirada atrás y las tangentes que cruzaron nuestro camino ahora aparecen dibujando un cuadro abstracto sin pies ni cabeza. Allí se quedaron, al otro lado del presente, dónde únicamente el recuerdo alcanza a contemplarlos y con un poco de suerte llegan incluso a divisar lo que queda de ellos. Destinados a permanecer eternamente en ese rincón cada vez más lejano al que llamamos memoria, y que con el tiempo se empiezan a difuminar gracias al olvido.


Y hay personas a las que, sin querer, se extrañan. Aunque se tenga conciencia de que no volverán a formar parte de nuestras vidas nunca más. Aún sabiendo que algunas de ellas incluso nos hicieron daño, nos hirieron, nos traicionaron...innecesariamente.


"Cuando el perdón alcanza el punto de equilibrio, lo único que queda es nostalgia."

jueves, 24 de julio de 2008

¿Para qué esperar?

No tenemos derecho a esperar lo que no hemos sido capaz de ofrecer. Somos propensos a esperar o pedir que nos tengan paciencia, pero no tenemos paciencia con los demás. Esperamos y reclamamos que nos comprendan, pero no nos preocupamos por ser comprensivos con los demás. Esperamos que nos perdonen, pero no estamos dispuestos a perdonar. Hagamos méritos, demos el primer paso.

Incluso creo que no podemos esperar que los demás actúen con nosotros como nosotros lo hacemos con ellos. Aunque pueda parecer lo más justo, lo más esperado, lo más deseado...no es lo que se ha de esperar.

Cada persona actúa de acuerdo a las cosas que piensa o cree, y no siempre responden de la forma que desearíamos, ni de la misma manera en que nosotros actuaríamos en su lugar, ni del mismo modo en que, en ocasiones, nosotros hemos actuado con ellos.

Puede parecer triste, quizá lo sea, pero es una forma sana de entender que los demás poseen sus propios caminos, su propia forma de ver las cosas y entenderlas, o simplemente, su manera de no darse cuenta.... y puede que no estemos de acuerdo pero no podemos cambiar a los demás, por lo que debemos asumir cómo son.

He tardado mucho tiempo en entender eso, y mas aún, en asumirlo. Porque a veces damos demasiado y esperamos que los demás hagan lo mismo. Porque a veces damos tanto que creemos que lo normal es recibir lo mismo.

Pero uno ha de dar, hacer, decir y actuar sin esperar nada a cambio. Cada uno debe tomar sus decisiones y actuar en consecuencia, aunque luego duela...

martes, 22 de julio de 2008

Todavía recuerdo..

He vuelto a destapar la caja de los recuerdos. Miles de imágenes han venido a mi cabeza en forma de lejanos recuerdos, inundándome por dentro y dejándome un ineludible, amargo y dulce a la vez, sabor a nostalgia.

Me han venido sentimientos, palabras, personas...todo un abismo repleto de sentimientos que en otra época sentí cercanos y que ahora los siento difusos entre las sombras del pasado. Pero están ahí. Siempre sigue vivo lo que un día nos perteneció, lo que un día sentimos como propio, como único...

Los recuerdos. Qué cosa tan curiosa y qué extraño resulta destapar su olor con el paso de los años. Qué singular su grisáceo frescor, su tacto tan ambiguo, su palidez tan viva..

¿Acaso se puede llegar a olvidar lo que en otro momento era parte de nuestra vida? ¿Acaso resulta tan fácil borrar del corazón aquellos momentos que un día nos hicieron sentir, sonreir, llorar, vivir?

Sé que respiro, sé que estoy aquí. Que hoy no será como mañana ni tampoco mañana será como ayer. Pero, ¿Cuándo pasó todo? ¿Cuándo hubo tantas risas y tantas lágrimas? Tantas promesas, tantos sueños, tantas metas, tantas personas diferentes, tantos sentimientos mezclados...¿Cuándo te conocí? ¿Cuándo dejaste de estar en mi vida?

Si no fuera porque conozco la realidad, pensaría que no es posible que todo haya pasado en tan poco tiempo.


A veces siento que ha pasado demasiado tiempo, tanto que parecen muchas vidas reducidas en una sola. Alma cansada, experiencias tan intensas que parecen eternas....

domingo, 20 de julio de 2008

Improvisando

Improvisar siempre ha sido un término que me ha gustado, ya que va en relación con mi manera de ver las cosas. No necesito tener planes con antelación ni necesito tenerlo todo cuadriculado y perfectamente estructurado. Me gusta dar cabida a la oportunidad, al momento, a la improvisación.

Me gusta que los planes surjan porque sí, que la espontaneidad nos conduzca hacia diferentes situaciones, donde todo confluya sin que apenas te des cuenta.

Quedar sin saber muy bien lo que vayas a hacer luego. Poder cambiar los planes, adaptarlos, realizarlos sobre la marcha. Todo ello sin tener nada claro en un principio el camino a seguir, pero no importa....porque simplemente disfrutas caminando.

Me gusta improvisar, me gustan las cosas que sin previo aviso se convierten en estupendas. Me gusta no saber lo que me deparará el fin de semana, pero que cuando llegue, se llene de un montón de razones por las que sonreír.


Mi improvisado verano acaba de comenzar...

viernes, 18 de julio de 2008

¿Espejismo?

Le enseñas a la vida todas las cartas que llevas. Has dejado de esperar para echarte un farol y ahora decides mostrar tus bazas. La verdad sobre el tapete. Aunque cueste. Aunque duela.

Te prometes empezar de cero, hacerlo mucho mejor la próxima vez. Envidiar con cautela. Morder únicamente bocados masticables y a ser posible sin efectos secundarios incurables. Cambias tu suerte, pero una fuerza superior te golpea de lleno tirando por tierra todo lo construido. No vas por buen camino. Lo sabes, es evidente. Mejor pararse un momento, respirar, ir probando. No perder la sonrisa ni el ánimo, aunque te cueste arrastrar el nudo del estómago. Un paso. Luego otro. Despacio. Venga, un poco más. Otro más y verás el horizonte un poco más cerca.


¿Y después?

Ya no hay vendas en los ojos. Ya no hay idealismos ni utopías. Ya no hay esperanzas irreales, ni clavos ardiendo a los que agarrarse en las noches de tormenta. Sólo la verdad escupiéndote a la cara y sonriendo sarcástica desde el otro lado. Eso que pensabas que sería diferente y que ahora ves que te arrastra irremediablemente a un punto de partida tan conocido como aterrador.


¿Y ahora?

Sólo te queda la sensación de frustración eterna que acompaña a quien ve en sus pasos lo que ya conocía y que no le permite respirar ni conciliar el sueño.

Y vuelta a empezar...

jueves, 17 de julio de 2008

Telarañas


Mi mundo se ha convertido en una telaraña. Cada día voy tejiendo un trozo. Con cada paso que doy, voy hilando mi presente hacia delante.

Miro hacia atrás y puedo divisar la red que se ha ido abriendo camino en mi pasado. Puedo ver las conexiones, los vínculos, lo importante que es la unión de todas y cada una de las piezas que conforman mi particular telaraña. Sin ello, mi red, mi mundo, se vendría abajo sin remedio. Todo tiene sentido y lugar en mi vida.

A menudo creo andar siempre en la dirección equivocada, y no llegar a ninguna parte. Por esa razón pierdo la perspectiva y me mareo. Como si creyera pasear interminablemente en círculos concéntricos sin ningún sentido.

Entonces comienzo a recordar que puedo elevarme por encima de mi red, lanzar un hilo hacia arriba y verlo todo desde otros ángulos, analizar la situacion desde muchos más puntos de vista y así valorar la verdadera realidad.


Desde arriba puedo ver que hay telarañas muy cercanas, cuyos propietarios están dispuestos a ir al rescate si un día no me quedan fuerzas para moverme y tengo un trozo de tela que reparar...


Y entonces no puedo evitar sentirme muy afortunado, porque no estoy solo, y a veces se me olvida...

martes, 15 de julio de 2008

Parrafada

-Yo, por mi parte, nunca he elegido nada. Simplemente me dejo arrastrar. Pensará usted que estoy loco. O que soy un cobarde. No lo descarto, sin embargo...

-¿Sin embargo?

-Calle, calle. Estoy pensando.

-Piensa usted demasiado.

-Ya me acuerdo... quería decirle que no soy una calculadora.

-Es evidente.

-Actúo. No me queda más remedio. Como a todos.

-Pero hay que mirar al futuro, planificar...

-Cierto, cierto...

-Poner medios para lograr fines.

-Cierto, cierto, lleva usted razón...

-Tiene que madurar. Es inevitable y necesario.

-Lo sé. Sin embargo...

-¿Sin embargo?

-Calle, calle, ¿no ve que estoy pensando?

-Podría hacerlo mientras habla. Así es muy aburrido conversar.

-¿Quiere que me lance al vacío?

-A veces es bueno hacerlo.

-Quizá mañana. Hoy estoy cansado. Me duele la cabeza.

-Bueno...

-Me están empezando a sudar las manos.

-Estás nervioso.

-Siempre lo estoy. No es nada excepcional.

-Hay que solucionar eso.

-Lo siento, me voy a casa. Se está haciendo tarde. Adiós.

-No, espera. Usted era un guerrero, no se convierta en avestruz.

-No hay nada estable. Nada permanente.

-Aunque le cueste, hay que asumirlo.

-Usted no comprende las dimensiones de lo que le digo...

-Sí que comprendo. Usted es el que no comprende. Hay que dar un salto. Y decidirse. Y actuar en consecuencia. Y dejar de maldecirse. No sea ridículo.

-(a punto de llorar)

-Vamos, vamos...todo tiene solución.

-Con las ilusiones que se fabrica usted, no me extraña que viva tan despreocupado.

-Hay ilusiones que son vitales...

-Le envidio.

-Uffff

-¿Por qué resopla?

-Va a acabar mal.

-Voy a acabar como me de la gana. Qué sabrá usted. Valiente imbécil.

-Oiga, sólo trato de ayudarle.

-Tiene razón. Discúlpeme.

-Si quiere damos un paseo...

-No. Quizá mañana....

lunes, 14 de julio de 2008

Memorizar

"Allí donde la toques, la memoria duele" Yeoryos Seferis


La memoria es un cajón peligrosamente aleatorio. Puede llenarse hasta alcanzar los bordes sin previo aviso y aún así...siempre cabe más.


Un día decide abrirse por páginas aparentemente al azar cada dos horas, empezando a remover, y conseguir que salten fragmentos de tu vida desde el otro lado en el momento más inoportuno.


Últimamente echo de menos la falta de novedad, ya que todo sabe a algo ya conocido. Cada calle, cada esquina, cada frase, cada pensamiento.



Todo esto lleva adherido fragmentos de otros tiempo, de otras personas, de otras vidas.

A veces parece que se me olvida que llevo mucha memoria cosida a la espalda, y que algunos días pesa más de lo habitual..

domingo, 13 de julio de 2008

Contra la realidad

Parece que cada vez tengo más personas a mi alrededor, sin motivo aparente. Gente que no sabe quién era ni de donde vengo, a quien no le importa nada de mi pasado ni el peso de la sombra de mis zapatos. Me miran de cero y empiezan a conocer a la persona que soy, aunque todavía siga construyéndome con cada paso que doy.

Y resulta muy fácil dejarse llevar por la espontaneidad, reír, ser divertido, improvisar, quedar o incluso quedarse.

Lo que resulta más complicado sin lugar a dudas es sentir, sentirse. Querer intentar darse a conocer sin poder hacerlo porque el escepticismo continúa ahí, sonriendo desde la puerta.

Ya no es lo mismo. Ahora cuesta mucho más que antes atreverse a dar ese paso de abrirse al mundo sin levantar la orden de alejamiento que nos mantiene a salvo. Y me pregunto si alguna vez se recupera la fuerza para creer cuando te rompen el idealismo completamente en pedazos y la realidad te consume a gritos desde dentro: "¿hasta cuándo es suficiente que te golpeen para dejar de creer?"


Al final lo único que queda es aceptarlo. Uno ha de rendirse ante la evidencia.

viernes, 11 de julio de 2008

Lo peor que te puede pasar

Lo peor que te puede pasar no es acabar en un hoyo. Lo peor que te puede pasar no lleva ningún epitafio, ningún destino, ningún porqué. Casi nadie habla de ello, porque nombrar lo peor que te puede pasar es como admitir alguna vez que te ha pasado, y parece que no es nada agradable.

A los que se atreven a pronunciarlo, les basta con dos palabras, que por separado parecen inofensivas, pero que juntan resultan bastante devastadoras. Y es que lo peor que te puede pasar es quedarte solo.

Perdona si me temo que también es lo único.

La familia siempre está ahí, aunque con cada nuevo eslabón generacional se empuja a los demás al fondo del abismo del olvido, llevándose con ellos millones de casualidades que en su día hicieron que llegáramos a existir. Lo que daría hoy por hablar un rato con alguno de mis tatarabuelos y preguntarle cómo y si realmente se enamoró, por qué de ella y no de cualquier otra, por qué ese día, y no después.

Los amigos, otro tipo de familia, van emprendiendo uno a uno viajes de ida al maravilloso país de las parejas. Y allí se instalan. Claro que puedes ir a visitarlos, pero siempre con visado de turista. O con llamadas, emails y mensajitos , manteniendo vivo el lamentable espejismo de pensar que aún están ahí.

Y las parejas, amistades convertidas en familia, van cerrando los últimos episodios de este libro al que llamamos vida y que tiene la última página escondida entre las demás. Eres con quien estuviste. Eres de quien quisieras haber sido.

Supongo que en eso consiste la contrapartida de las cosas bellas, en que todas acaban por no durar. Ese fin de trayecto duro y desagradable llamado despedida en el que todos nos hemos tenido que bajar alguna vez. Crecer es aprender a despedirse, conocer cada vez más gente que ya no está, sonreír de tanto llorar.

Con el tiempo, las cosas van cambiando de color. Las muy claras se tiñen de "a veces". Las muy normales se pintan de excepción.

Con el tiempo, tienes varias preguntas para cada respuesta. Varios recuerdos para cada proyecto. Varios principios para cada final.

Pero nada de eso debe ser comparado con la angustiosa sensación de irse quedando solo.


Por eso, siempre que noto la soledad de alguien gritada a través de sus poros, jamás se me ocurre manifestar burla, desprecio o indiferencia.

Miro a los que sí lo hacen y siento lástima de ellos. Parece que jamás se hayan quedado solos.

Y si alguna vez lo estuvieron, está claro que no supieron aprovecharlo.

miércoles, 9 de julio de 2008

Sombras

Para dilucidar dónde empieza una realidad y acaba una apreciación subjetiva, tendríamos que ser capaces de independizar nuestro pensamiento de la carga de subjetividad que va adherida a él, y con la que inevitablemente distorsionamos todo lo que llega a nosotros. Yo y mis circunstancias, y mis aprendizajes, y mis experiencias, y mis miedos, y mis perspectivas, y mis decisiones, y mis derrotas.... Y justo en medio, mezclado, desordenado, confuso y disperso, la amalgama de lo que somos, lo que hemos sido, lo que creemos ser y lo que querríamos ser.


¿Cómo saber diferenciar? ¿Cómo distinguir qué es lo que hay de nosotros o de lo que nos inculcaron? ¿De lo que hemos pasado o de lo que esperábamos? ¿Cómo comprender qué parte está mediatizada? ¿Qué razones no pensamos pero nos persiguen? ¿Qué carga es nuestra o heredada? ¿Qué paso es decisión o rutina? ¿Cómo encontrarnos si la mayoría de las cosas que pensamos se quedan fuera de la injusta y desigual balanza?


Al final, no hay más respuestas que preguntas.



Y sólo y exclusivamente con suerte llegaremos a descubrir que somos algo más que seres contradictorios en continua evolución.

domingo, 6 de julio de 2008

Lo poco que sé

Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos.

Que nadie se emocione ni albergue falsas esperanzas, porque con lo poco que sé de la vida, difícilmente se llena un corazón, por pequeño que sea.

Hay cosas que sé con toda seguridad. Sé que, con suerte, te vas a morir una vez. Así que procura no morirte más veces por el camino. No hay nada peor que esa gente que se va muriendo antes de morirse del todo. Para poder evitarlo, te regalo un método infalible. Mientras tú decidas, todo está bien. El día que dejes de decidir, cuidado, porque la habrás palmado un poco.

Ten siempre más proyectos que recuerdos, y olvídate de la patraña de ser feliz. Ya te puedes dar con un canto en los dientes si consigues ser dueña de tus propias expectativas.

Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.

Ojalá ames mucho y muy bueno, incluso a riesgo de ser correspondida. Que te despojen de todo, que hagan jirones de tus ganas y que te veas obligada a remendarlas con el hilo de cualquier otra ilusión.

Para terminar, y hablando del tema, déjame que te presente a tu mejor enemigo. Se llama miedo. Quédate con su cara, porque va a estar jodiéndote de ahora en adelante. Miedo al fracaso. Miedo a perder lo que tienes. Miedo a conseguirlo. Miedo a saber poco de la vida. Miedo a tener razón.

viernes, 4 de julio de 2008

Magia

Nada por aquí, nada por allá. Tu último desahucio emocional y su posterior embargo te han vuelto a dejar con lo puesto. Se te van enfriando los reproches y ya se sabe que esos, estando fríos, no valen nada. Desaprendes rutinas ajenas, reconquistas las propias que recuerdas y poco a poco vas iniciando una nueva mudanza de palabras vacías que enjuagas primero con lágrimas de todo tipo, para volver a llenarlas algún día de sensibilidad y sentido, logrando que luzcan otra vez como se merecen.

Nadie por aquí, nadie por allá. Qué pereza. Qué decepción. Ya no piensas volver a contar nada de tu vida. Si eso, la publicas en un blog y que se vaya actualizando. Siempre quisiste lo que no podías tener, y ahora que podrías tenerlo todo, no te apetece ni siquiera quererlo.

Desempolvas tu agenda con la esperanza de seguir desempolvando. Más pereza. Dónde están ahora todas esas oportunidades que dejaste pasar porque estabas por otra cosa (sí, ahora le llamas cosa). Dónde las frases bonitas que cayeron en tu saco roto. Dónde las gotas que jamás colmarían tu vaso, siempre lleno de mitades vacías.

Y así por aquí, y así por allá. Parece que hoy sólo serás capaz de escuchar las mentiras que empiezan por nunca más. Las únicas que estás dispuesta a creerte. Las únicas que te hacen sentir que estás aprendiendo.

De pronto, coño, una chistera. A ése qué le pasa, por qué te sonríe, igual tienes un moco y no te lo has visto. Y ahora por qué empieza a decirte cosas que has oído ya cientos de veces, en más de mil y una noches, y sin embargo, a él le obsequias con una cara de atontamiento generalizado, como si de repente tu cociente hubiese decidido dividirse por su infinita torpeza.

Tus ganas de volver a ser incoherente o contradictoria o tonta del culo te hacen ignorar tanta tradición de chistes malos sobre polvos mágicos y conejitos felices, en el mismo instante en el que ese prestidigitador de tres al cuarto decide jugársela a una carta y te pide que memorices su número.

Quizás por tus ganas de olvidar más que por las de recordar, decides huir hacia delante y prestarte voluntaria para ser su mano de todo menos inocente.

Empezáis a veros con esa imposible mezcla de ilusión e incredulidad, una mezcla que te resulta demasiado familiar, pero como cada persona es un mundo, algo dentro de ti va repitiendo el mismo mantra.

Que sí, que esta vez será diferente.

Te convences tanto a ti misma que hasta parece que convences a los demás, y ya nadie te pregunta el porqué de tanto birli ni de tanto birloque. Buscas los argumentos que apoyen tu nueva tesis, y suenan cada vez más maduros de pelar. Hoy te sientes más mujer que la de cualquier anuncio de compresas.

Quizás por eso, al final, sintiéndote la más fina, segura, confundida y bipolar, coges el teléfono y te decides a hacerme la pregunta del billón.

Cuál es el truco.

Ja. A ti te lo voy a contar.

miércoles, 2 de julio de 2008

Nunca entenderé

Nunca entenderé por qué la crueldad injustificada se denomina sinceridad.
Ni por qué la baja autoestima se llama falsa modestia.
Ni por qué la vanidad encubierta es tratada como quererse a uno mismo.
Ni por qué las sonrisas mezquinas se autoproclaman diplomáticas.
Ni por qué la bondad de corazón se interpreta como hipocresía.
Ni por qué la necesidad de llamar la atención se llama carisma.
Ni por qué la ignorancia se cree sencillez.
Ni por qué la inteligencia se adjudica por defecto la genialidad.
Ni por qué las mentiras dejan de serlo sólo porque no pretendían herirte.
Ni por qué la autocompasión es proclamada víctima de la realidad.
Ni por qué los cobardes son precavidos y los valientes suicidas.

Ni por qué tantas y tantas veces las palabras son mudas y los silencios sentencian.

lunes, 30 de junio de 2008

Cansancio

Por una vez, me despierto y me doy cuenta de que estoy en guerra con el mundo y no conmigo.

Y no con el mundo en general, sino más bien con el mundo en particular. No es enfado, es cansancio.
Cuando a veces se rebosa cierto nivel de paciencia, es inevitable que el vaso se derrame.

Cansado de hipocresías, de palabras que creen que quieres escuchar, cuando no es cierto. De frases vacías, moderadas, que en realidad no dicen absolutamente nada, pero que son una invitación a mantener un compromiso implícito y tácito que resulta estúpido. Cansado de dar explicaciones, de justificarme constantemente, de pedir disculpas por decir lo que pienso, lo que siento, lo que creo, y hasta lo que invento. Cansado de no llegar a ser todo lo consecuente conmigo mismo que debería por acabar arrastrado a un círculo vicioso de visitas obligadas y saludos formales, que te acaban convirtiendo en un hipócrita más. Cansado de "como siempre", cansado de las frases fugaces y efímeras, de las cortinas de humo, de las mentiras veladas , de las sonrisas caídas que no dicen nada. Cansado de la tolerancia y las miradas por encima del hombro que pasan por palmaditas en la espalda. Cansado de incongruencias, de apariencias, de falsedades, de máscaras y puñaladas por la espalda. Cansado de ser parte de un teatro de marionetas del que no quiero participar.


Así que me bajo en la próxima estación y cambio el rumbo.

viernes, 27 de junio de 2008

Divagando

Hace unos días tuve la ocasión de divagar con una buena amiga. Reconstruimos el mundo a nuestra medida. Soñamos con aquello que podría acercarnos a lo que queremos. Volamos lejos, muy lejos... y nos reímos sabiendo que siempre seremos unos incomprendidos. Pese a ser unos profundos idealistas, bien sabemos que nuestra utopía no es tan inalcanzable como pueda parecer.

"Somos líneas paralelas cuya gran virtud es que jamás se cruzan"


A veces vuelvo a tener el mismo deseo, ese que me persigue de hace ya demasiado tiempo y que tal vez un día consiga cumplir. En ocasiones es tan fuerte que me cuesta no rendirme a él. Coger una mochila, un billete de ida a cualquier lugar, donde sea, y desaparecer... sin preocuparme de qué haré cuando llegue, cómo voy a vivir, qué va a ser de mí. Sólo sentirme libre y empezar de cero. Aprender a vivir sin más necesidades y compromisos. Cargar únicamente con mi vida y mi responsabilidad, y abandonar todas las cruces que los demás me han colocado. Bajarme del carro de la locura para llegar a conocerla realmente. Tener esa sensación de libertad, de ver el sol y sentirlo de otra forma, así como de ver las estrellas y mirarlas con otros ojos. Todo ello sin facturas, sin estrés, sin deberes, sin imposiciones....VIVIR en mayúsculas.

Me canso de que la mayoría me diga que debo acostumbrarme a lo que no quiero.


¿Queda algún billete para ese vagón? Quiero ir a ver maravillas...



¡Felicidades por tu mayoría de edad, querida lectora! ;)

jueves, 26 de junio de 2008

Diferentes realidades

En días como el de hoy, se me escapan todos los motivos de tantas y tantas cosas que no comprendo... que en realidad llevo toda la vida sin comprender.


Miro a mi alrededor, y por un instante me planteo si realmente nací en un mundo aparte o es que hay personas que siguen sin darse cuenta de que existe más realidad de la que sus ojos son capaces de ver.


Hablan y parece que sus palabras me traspasan, no me llegan. Hablan y sólo oigo susurros que se repiten incesantemente. Y sus preocupaciones parecen las más importantes del mundo, mientras yo callo, miro, observo, y sólo puedo pensar que no saben la suerte que tienen de tener la vida tan resuelta...

domingo, 22 de junio de 2008

Desarraigos

Hay muchas personas que no tienen raíces en ninguna parte, que no tienen un punto de partida definido ni un lugar al que regresar. Nómadas perpetuos. Ulises errabundos sin luz al final del túnel. Rellenan sus maletas con el peso de lo que son y lo que quisieron ser. Con decepciones, quimeras y otras cuestiones. Y en el camino demasiadas sirenas gritando, agudizando voces que hacen desorientar aun más un timón ya de por sí demasiado proclive a los giros sin norte.


Continúan aferrándose a mapas del tesoro que otros diseñaron para ellos. Y cuando se diluyen en el tiempo y el salitre, detrás no queda nada en lo que seguir creyendo, únicamente el triste vacío del que provienen, ese del que debieron sacar la fuerza y el orgullo necesario para resurgir hace bastante tiempo, y no esconderse en los talones de otros.

A menudo pierdes tu hogar para descubrir que realmente tu casa debería estar allí donde tú estés.

Y lo demás sólo es el aderezo ocasional del escenario en el que vivimos.

jueves, 19 de junio de 2008

Caminante, sí hay camino



Solemos organizar nuestras vidas en función de unas variables consideradas lo suficientemente estables como para construir sobre ellas nuestro presente...y hasta planear nuestro futuro. Son pilares que se distribuyen en función de realidades externas más que internas, pero nos gusta creerlas fundamentales, fuentes de pensamiento inquebrantable. Cimentamos sobre ellas nuestros sueños. Luego, edificamos nuestras decisiones, nuestros pasos, nuestro camino. Colgamos en la pared todas y cada una de nuestras posibilidades: la estabilidad, la esperanza, la fe.


Pero todo eso no sirve de nada, ya que la vida es un inevitable abismo de probabilidades aleatorias, donde nuestras pequeñas decisiones desencadenan continuos aleteos de mariposas que pueden llegar a desestabilizarlo todo, provocando terremotos en el mismo epicentro de nuestras emociones y llevándonos a situaciones incontrolables.

Mi mundo ha acabado por desmoronarse en estas últimas semanas por tantos frentes que por un instante me he visto desbordado por restos de naufragios por todas partes. Ahora no tengo claro qué pasará mañana, que haré la semana próxima o dónde viviré dentro de unos meses.


Sólo tengo claro que no voy a quedarme sentado en el borde del camino.


Empieza a vislumbrarse una nueva etapa...


Alea jacta est.

viernes, 13 de junio de 2008

Desorientación



Un bar.


Un bar cualquiera. Uno de esos cuyo nombre ignora la mayoría al pasar por su puerta y que puebla una calle al azar. Al fondo una mesa entre muchas. Dos sillas. En una de ellas descansa un abrigo haciendo de acompañante imaginario. Frente a él alguien sostiene un cigarrillo en una mano. Una copa en la otra. Sus ojos miran. Miran al vacío. Mucho más allá del ruido que desprende las máquinas tragaperras. Mucho más allá de las conversaciones que se dan alrededor. Mucho más allá del suelo, de las paredes, o incluso del dia o la hora que es.


Llora.
Sin ruido.
Sin movimiento.
Llora lenta y pausadamente.
Como si sus lágrimas fueran una ampliación del paisaje.
Y éstas se precipitan desgastando sus ojos de forma casi sincronizada, rítmica...


Pasan los minutos.


Se convierten en horas.


Sigue ahí. Sin moverse. Con otra copa. Otro cigarro. Otro más. Otro...


Y sus lágrimas no cesan, empañando el paso del tiempo. El pasado, el presente y el futuro.
Empañándolo todo, inundándolo hasta la extenuación.


Continúa en el mismo sitio. Mirando un infinito donde sigue sin haber nada. Absolutamente nada...

miércoles, 11 de junio de 2008

Punto de inflexión

-¿Quieres apostar?

-¿Para qué?

-Para hacer el juego más emocionante.

-¿Y para que jugar si ya se sabe de antemano que se va a perder?

-¿Qué tal por el placer de jugar? Por la emoción de probar, de divertirse, de demostrar que no te rindes a la primera de cambio...

-No me parecen razones de peso suficientes para perder el tiempo.

-Creo que tienes problemas de perspectiva. Además, ¿acaso tienes algo mejor que hacer?

-Supongo que no.

-Tu error está en ver la vida como una partida perdida contra la muerte y no como la oportunidad privilegiada que es. Tarde o temprano todos alcanzaremos la misma meta, la diferencia está en cómo saboreamos mientras tanto el recorrido. ¿Qué tienes que perder?

martes, 10 de junio de 2008

Espiando desde el otro lado

He llamado a tu puerta. Me he sentado en el rellano apoyando la espalda en la pared y las manos sobre las rodillas. Sé que estás ahí. No me quieres abrir. Ni a mí ni a los demás. Has girado dos veces la llave en la cerradura, has asegurado el pestillo y te has enterrado entre mantas de lana.

Pero te veo a través de la puerta. Tus ojos están siendo bombardeados por rayos en blanco y negro. Tus oídos son atravesados por ruidosos sonidos que flotan en el ambiente. Tu boca paladea un regusto amargo mezcla de sabores que no quieres tragar. Tus manos poseen una pequeña vida que te transmite un calor que no sientes. Y tu nariz permanece olvidada, inmersa en ese espectáculo de sentidos abandonados.

Quieres esquivar tu mente, que tanto te hizo sufrir. Perderte en ese lugar en el que no necesitas actuar. En el que todo viene dado. Pasear por un escenario de cómoda fantasía en el que nadie te observa. Mirar sin ser mirada. Conseguir sin luchar. Vivir sin oxidarte.


Pero no hay un universo en el que el hombre no sea juzgado. Las consecuencias de la existencia son abrumadoras. Cada paso dado requiere un esfuerzo de cálculo intenso. Las energías son absorbidas por tanto sinsentido ajeno. El cansancio invita a pararse. A darse por vencido.

Tú eres una luchadora. Nunca te has cansado de luchar. Porque te gusta luchar. La embriaguez del triunfo suaviza el efecto de la desesperanza. El avance empieza a un ritmo vertiginoso, tan embaucador que sólo tienes ganas de saltar. Gritar tu victoria al aire. Y ondear una bandera de libertad conquistada.

Sigo sentado a tu puerta. Espero a que me abras. Para hacerte compañía. Para planear una táctica infalible. Y gritar contigo que lo has conseguido. Que tienes una nueva victoria que celebrar.


Venga, asómate a la mirilla. Verás a alguien que cree en ti.

domingo, 8 de junio de 2008

Felicidades Niña Azul


PUPILA AZUL
(G.A. Bécquer)

Tu pupila es azul, y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.


Tu pupila es azul y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.


Tu pupila es azul y si en el fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.


¿Qué es poesía?

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.

¡Qué es poesía! ¿Y tu me lo preguntas?
Poesía eres tú.

sábado, 7 de junio de 2008

Mundo de color...

Rojo... vida, calor, fuego. Me evoca sentimientos impulsivos, pasión, quizá odio, rabia incluso. Tiene connotaciones sensuales. Peligro, miedo, riesgo...hasta llega a quemar. Es puro y transmite fortaleza.

Verde... pienso en un inmenso bosque, en un prado, en la hermosa naturaleza. Pero hay algo en ese color que me transmite desconfianza, inseguridad, distancia. Fragilidad. Sabor agridulce.

Azul... equilibrio, serenidad, inmensidad. Sin lugar a dudas es mi color favorito y con el que me siento más cómodo. Llega a mis ojos con una calidez sorprendente. Me trasmite calma, seguridad. Húmedo y fresco. Huele a libertad.

Blanco... esterilidad, ausencia de todo, perfecta armonía, vacío. A veces marea, es confuso, parece no tener fin... Suena apagado y seco.

Morado... calidez, dulzura, serenidad. Tiene un tacto sedoso. Es muy confortable, como si abrazase. Huele a atardecer acompañado.

Amarillo... no tengo nada que me acerque a ese color. Me gusta, es luminoso y vitalista, pero hay algo en él que no acaba de encajar conmigo. Luz, estrellas. Huele a arena chamuscada.

Negro... oscuridad, camuflaje, refugio de almas. Inseguridad y seguridad a un mismo tiempo. El todo y la nada. Mutable, transformador.

Naranja... locura, exaltación, imprudencia. A veces no lo soporto, me provoca una sensación de repulsión en la boca del estómago. Amargo, ácido. Suena desafinado.

Rosa... me empalaga, es pasteloso, como caminar sobre algodones de azúcar. Admito tener ciertos prejuicios sobre este color. Lo encuentro insulso.

Gris... me encanta, es otro de los colores que me equilibra. Es nostálgico y bohemio pero me siento cómodo. Huele a lluvia recien caída.



Actualización cursi del blog! Tardaba en llegar.....¿no crees? ;)

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jueves, 5 de junio de 2008

Observando[nos]

Si miras a tu alrededor, observas, eres consciente de todo lo que te rodea y sigues adelante como si nada...¿qué te hace pensar que cuando mires dentro de ti, observes y seas consciente, será distinto?

No es tarea fácil. Es necesario conseguir el coraje suficiente para ser introspectivo y sincero contigo mismo. La mayoría prefiere buscar excusas para no enfrentarse, para no asumir, para no mirar a la verdad de frente. Es más fácil engañarse. Es más fácil mostrar una cara exagerada, distorsionada, suavizada, edulcorada... de la forma que sea que interese, para no sentirnos peores personas y obtener la respuesta moderada que nos haga sentir mejor. Sigue siendo otra forma de mentir(nos).


Hay que ser muy valiente para asumir más palabras de las que nos convienen, más perspectivas, más oportunidades... para no conformarmos, para no acomodarnos, para no seguir dibujando con un fino pincel un mundo que no corresponde con el real.

Hay que mirar dentro y sacar de los arrinconados baúles la realidad, la de verdad, no esa realidad que nos hemos creado para justificar nuestro mundo. Incluso hay que mirar debajo de la alfombra, esa que esconde todo aquello que nadie quiere tener a la vista pero que no evita que siga existiendo. Hay que mirarse honestamente al espejo y no tener miedo de la imagen que devuelva su reflejo.


Es tan injusto y negativo ser demasiado duro con uno mismo como ser excesivamente benévolos. No se trata de juzgarse, sino de aprender, asumir, crecer, madurar.


Un proceso largo, profundo y doloroso.... pero increíblemente enriquecedor.

miércoles, 4 de junio de 2008

Deseo



¿Has probado alguna vez a olvidarte de todo lo que deseas?

Líbrate del deseo y descubrirás que en realidad ya tienes todo lo que necesitas. Pero siempre buscamos más.

Me pregunto si se trata de cierto inconformismo, de una necesidad de completarnos, de insatisfacción personal, de la búsqueda eterna de respuestas en lugares equivocados...

Quizá solemos desear aquello que no tenemos. Tal vez una buena forma de solucionarlo sea que cada día dedicásemos un instante a mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que tenemos todo lo que necesitamos.

Hay veces que nuestros deseos nos juegan muy malas pasadas, haciéndonos creer en utopías inalcanzables. Sin embargo, otras veces funcionan. Pero, ¿qué seríamos si no tuviéramos sueños? ¿viviríamos en una perpetua apatía?



Pese a todo, desear no tiene por qué ser malo, siempre y cuando no dejes que los deseos gobiernen tu vida y frustre tu presente. Es más, tener deseos es bueno, vivir de ellos no tanto.


Pero todo eso puede ser muy complicado, ya que todos esperamos que nuestros deseos se hagan realidad.

martes, 3 de junio de 2008

Aquello que nunca te dije

Se dice que las cosas que no se dicen suelen ser las más importantes.

Pero, ¿por qué nos costará tanto decir algunas cosas? ¿Miedo a que nos decepcionen? ¿A decepcionar? ¿A que nos hieran? ¿A herir? ¿A que no nos comprendan? ¿A que nos juzguen? ¿A que nos malinterpreten? ¿Verguenza? ¿Miedo a sentirnos vulnerables?

¿Nos arriesgamos lo suficiente, o simplemente cerramos la puerta a una parte de nuestro mundo sin dejar que nadie entre, sólo por si acaso?

Si las cosas que nunca se dicen suelen ser las más importantes.. nos dejamos demasiadas cosas importantes sin decir... ¿no creen? ;)

sábado, 31 de mayo de 2008

Palabras

A menudo hablo más de lo que debería, aunque callo bastante más.

A veces intento aclarar las cosas más de la cuenta. Y aún así los malos entendidos siguen estando ahí.

A veces tengo que morder mis palabras para no decirlas. Pero algunas se empeñan en dañarme si no las pronuncio.

A veces las palabras más claras son las que no se dicen. La mirada es el espejo del alma.

Muchas veces hasta yo mismo caigo en la trampa de no acordarme que la precipitación y el error están estrechamente unidos.

A veces no encuentro con quien hablar, aunque sea de cosas insignificantes.

Se dice que lo óptimo es alcanzar el equilibrio. Dichoso equilibrio que aún no te conozco.


Qué difícil es hablar cuando los demás se han acostumbrado a que les escuches y viven de tu silencio...