Parece que cada vez tengo más personas a mi alrededor, sin motivo aparente. Gente que no sabe quién era ni de donde vengo, a quien no le importa nada de mi pasado ni el peso de la sombra de mis zapatos. Me miran de cero y empiezan a conocer a la persona que soy, aunque todavía siga construyéndome con cada paso que doy.
Y resulta muy fácil dejarse llevar por la espontaneidad, reír, ser divertido, improvisar, quedar o incluso quedarse.
Lo que resulta más complicado sin lugar a dudas es sentir, sentirse. Querer intentar darse a conocer sin poder hacerlo porque el escepticismo continúa ahí, sonriendo desde la puerta.
Ya no es lo mismo. Ahora cuesta mucho más que antes atreverse a dar ese paso de abrirse al mundo sin levantar la orden de alejamiento que nos mantiene a salvo. Y me pregunto si alguna vez se recupera la fuerza para creer cuando te rompen el idealismo completamente en pedazos y la realidad te consume a gritos desde dentro: "¿hasta cuándo es suficiente que te golpeen para dejar de creer?"
Al final lo único que queda es aceptarlo. Uno ha de rendirse ante la evidencia.
Otoño
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Es tiempo de cambios,
es tiempo de caricias y besos,
de abrazos y Galeano,
de carcajadas y escaleras.
Es otoño.
Es otoño porque ya las flores no se marchit...
Hace 9 años
1 comentario:
sip...es una putada...
pero no se puede luxar ocntra la realidad, unk si podremos seguir riendonos de ella;)
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