Para dilucidar dónde empieza una realidad y acaba una apreciación subjetiva, tendríamos que ser capaces de independizar nuestro pensamiento de la carga de subjetividad que va adherida a él, y con la que inevitablemente distorsionamos todo lo que llega a nosotros. Yo y mis circunstancias, y mis aprendizajes, y mis experiencias, y mis miedos, y mis perspectivas, y mis decisiones, y mis derrotas.... Y justo en medio, mezclado, desordenado, confuso y disperso, la amalgama de lo que somos, lo que hemos sido, lo que creemos ser y lo que querríamos ser.
¿Cómo saber diferenciar? ¿Cómo distinguir qué es lo que hay de nosotros o de lo que nos inculcaron? ¿De lo que hemos pasado o de lo que esperábamos? ¿Cómo comprender qué parte está mediatizada? ¿Qué razones no pensamos pero nos persiguen? ¿Qué carga es nuestra o heredada? ¿Qué paso es decisión o rutina? ¿Cómo encontrarnos si la mayoría de las cosas que pensamos se quedan fuera de la injusta y desigual balanza?
Al final, no hay más respuestas que preguntas.
Y sólo y exclusivamente con suerte llegaremos a descubrir que somos algo más que seres contradictorios en continua evolución.
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1 comentario:
tu lo as dixo, al final...
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