Muchas de las mejores cosas de mi vida han surgido siempre a consecuencia de una improvisación aparentemente casual y que nunca he podido comprender, ni lo pretendo. Forma parte de la magia de lo inesperado, lo impredecible, de la química de lo inexplicable. Y desentrañar ese tipo de cosas es algo en lo que no me gusta indagar demasiado. Las dejo jugar enredándose en mis pies y me dejo mover por sus travesuras. Me he jugado muchas apuestas con los ojos cerrados y casi siempre he resultado vencedor, pese a los posibles desaciertos. En la vida no gana quien no arriesga.
La vida y yo hemos estado en guerra demasiado tiempo, pese a que acabamos de firmar un acuerdo de paz. Pero ya se sabe, los acuerdos, como todo, acaban por romperse. ¡A ver cuánto dura este!
A veces la vida sigue envidiándome, se marca un órdago bajo la manga y me deja sin tréboles de los que echar mano. Pese a estar en bancarrota, esta vez no me ha impedido calzarme mi mejor sonrisa, esa que algunos días se disipa y no se deja ver, especialmente en invierno.
Pero ahora estamos en verano, puedo olerlo sobre mi piel, hasta llego a paladearlo.
Tiempo de recoger algunas lágrimas oxidadas y salir con lo puesto.
Tiempo de abrir las alas, las pupilas y hasta los pulmones.
Tiempo de desenterrar las ganas y los sueños que tanto tiempo han estado hibernando, aunque muchos sigan sin querer salir todavía...
Tiempo de salir a ver qué sorpresas nos ha deparado la vida hoy..
Otoño
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Es tiempo de cambios,
es tiempo de caricias y besos,
de abrazos y Galeano,
de carcajadas y escaleras.
Es otoño.
Es otoño porque ya las flores no se marchit...
Hace 9 años
1 comentario:
yo sigo en guerra con la vida...
damelo!
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