Los conservo y los hago crecer, y ocasionalmente, sólo cuando el destino y yo apostamos al mismo número, consigo cumplir alguno.
Me gusta tenerlos cerca, observarlos, regocijarme con ellos. Chocan unos con otros y a veces incluso parecen reir. Unos se contradicen y otros suspiran, o se quedan agazapados en un rincón, temiendo no estar a la altura de las circunstancias.
Pero si hay algo que me gusta es que por mucho que dude, siempre siguen ardiendo, vivos, llenos...
Ni siquiera la desesperanza ha conseguido destruirlos.
Y es que la última ilusión es pensar que se han perdido todas las ilusiones...
2 comentarios:
Has tardado un mes completo en volver a escribir, y hoy no voy a regañarte, porque sinceramente, me a encantado.
Todo en sí, en incluso por partes, esa apuesta por el destino, la viveza de los deseos, la ilusión...
No tengo nada más que decir, me gusta ^^
Sr., si no escribe va a empezar a preocuparme...
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