martes, 10 de junio de 2008

Espiando desde el otro lado

He llamado a tu puerta. Me he sentado en el rellano apoyando la espalda en la pared y las manos sobre las rodillas. Sé que estás ahí. No me quieres abrir. Ni a mí ni a los demás. Has girado dos veces la llave en la cerradura, has asegurado el pestillo y te has enterrado entre mantas de lana.

Pero te veo a través de la puerta. Tus ojos están siendo bombardeados por rayos en blanco y negro. Tus oídos son atravesados por ruidosos sonidos que flotan en el ambiente. Tu boca paladea un regusto amargo mezcla de sabores que no quieres tragar. Tus manos poseen una pequeña vida que te transmite un calor que no sientes. Y tu nariz permanece olvidada, inmersa en ese espectáculo de sentidos abandonados.

Quieres esquivar tu mente, que tanto te hizo sufrir. Perderte en ese lugar en el que no necesitas actuar. En el que todo viene dado. Pasear por un escenario de cómoda fantasía en el que nadie te observa. Mirar sin ser mirada. Conseguir sin luchar. Vivir sin oxidarte.


Pero no hay un universo en el que el hombre no sea juzgado. Las consecuencias de la existencia son abrumadoras. Cada paso dado requiere un esfuerzo de cálculo intenso. Las energías son absorbidas por tanto sinsentido ajeno. El cansancio invita a pararse. A darse por vencido.

Tú eres una luchadora. Nunca te has cansado de luchar. Porque te gusta luchar. La embriaguez del triunfo suaviza el efecto de la desesperanza. El avance empieza a un ritmo vertiginoso, tan embaucador que sólo tienes ganas de saltar. Gritar tu victoria al aire. Y ondear una bandera de libertad conquistada.

Sigo sentado a tu puerta. Espero a que me abras. Para hacerte compañía. Para planear una táctica infalible. Y gritar contigo que lo has conseguido. Que tienes una nueva victoria que celebrar.


Venga, asómate a la mirilla. Verás a alguien que cree en ti.

1 comentario:

MâKtü[b] dijo...

sigo odiando el de los colores xD

este sencillamente...me encanta

cada dia te agrandas mientras yo me empekeñezco a tu lado