jueves, 31 de julio de 2008

Ser sincero

"Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa" André Maurois.

De niño me enseñaron que ser sincero consistía en decir siempre la verdad, bajo cualquier circunstancia. Pero, ¿qué pasa cuando la sinceridad hiere, cuando haces daño a otros aunque no quieras, cuando los demás no quieren que seas sincero si no que prefieren escuchar lo que quieren oír? ¿Tengo derecho a ser sincero aunque no me lo pidan?


Luego me puntualizaron que no debía ser tan franco, que tenía que tener tacto y saber cuando no decir determinadas cosas. Lo llaman diplomacia. ¿No se confunde la diplomacía con la hipocresía? Hay veces que no veo diferencia alguna, sólo un cambio de etiqueta con la que poder justificarse.

Pero, ¿dónde está el límite?


Más tarde me hablaron de las mentiras piadosas, esas que parecen que se dicen por el bien de otros y que en realidad no sabemos si lo hacemos por nuestro propio bien. O esas verdades que se callan para no hacer daño. ¿Realmente lo hacemos por ellos, o por miedo a perderlos, o a que piensen peor de nosotros? ¿Por qué callamos, por su bien o por el nuestro? ¿Cómo determinamos nosotros lo que es mejor para los demás?


"La educación de la sinceridad supone básicamente la educación del tacto, de la discreción y de la oportunidad. Porque ser sincero no consiste en decir todo a todos y siempre." ¿Hay que ser educado antes que ser sincero? Si hay que ser sincero pero no siempre ¿cómo determinamos cuándo y hasta dónde? ¿Sinceridad no era siempre decir la verdad, nuestra verdad al fin y al cabo, aunque los demás opinen de forma diferente?


Lo siento, estoy hecho un lío. Te lanzo la pregunta:

¿Qué significa para ti ser sincero?